miércoles, 27 de abril de 2011

La Boda Real y la Televisión.

La televisión es un fenómeno cultural que, aunque promueve constantes debates sobre su utilidad, no deja de ser un espacio para el deleite de la retina. Si me propusieran vincular una nueva maravilla del hombre a la lista de marravillas que ha hecho, sin duda diría que la transmisión televisada de la inauguración de los juegos olímpicos de Beijing en el 2008.
Si me preguntarán qué o quiénes me llevan a sentarme últimamente frente a la pantalla, no podría pensar en asuntos distintos a Walt de Breaking Bad, Cristiano y Messi, Graham Norton y sus ocurrencias, Horacio y su voz de “me estoy cocinando con esta chaqueta en Miami y este cadáver huele a mil diablos” y, por supuesto, el principe William y su novia Kate. ¿Por qué no? Es el resultado obvio de nuestro autorizado sometimiento a la información. ¿Se imaginan que el receptor de televisión viniera con un manual sobre “Programación de Calidad”, donde pudiéramos diferenciar lo supuestamente “bueno” de lo supuestamente “malo”?.

Como académico, investigador, productor, realizador, pero por supuesto, como televidente, me siento cautivado ante los debates morales que surgen sobre el carácter anacrónico de la monarquía, o la irrelevancia de prestarle atención a una boda.
Por qué juzgar un derecho tan fundamental como el libre albedrío en la búsqueda de mi ocio, me preguntaba hasta hace unos años. Luego de vivir en carne propia las erudiciones de la televisión “inteligente” puedo decir que, sin duda, estas preguntas son hechas en su mayoría por gente sin capacidad y/o vocación narrativa para cautivar una audiencia y que, además, se atrincheran en regurgitados conceptos sobre lo que “debería” ver el televidente, y que, de tanto pontificar, han creado eco en algunos televidentes "correctos" que no quieren pasar por "brutos".

Los televidentes tenemos expectativas distintas a hacer una tarea, pues simplemente, las tareas las hicimos donde debíamos hacerlas. Ya lo dijo Piscitelli “Un proyecto de educación cultural y popular basada en un contrato de comunicación pedagógica en el cual los telespectadores constituían una gran clase y los profesionales de la T.V. los maestros; eso era la televisión pública, y por eso fracasó”.

Como televidente, reclamo que no haya más excentricidades sobre el deber ser de un fenómeno que no debe cargar consigo la responsabilidad que tienen las demás instituciones que soportan la sociedad.
Como televidente, pediré Pizza, Coca Cola y disfrutaré del despliegue narrativo de aquellos que saben envolverme en el delicado y placentero discurso audiovisual que no podría hacer un canal mal llamado “público”. Yo veré el matrimonio.

Mauricio V.

http://www.youtube.com/watch?v=gqdAQ8SsR5k

http://www.youtube.com/watch?v=JsDY1Ha83M8&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=I0Mqb-5BYpg&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=3sZcyNktWAU

http://www.youtube.com/watch?v=GeeyWvo1rNg

3 comentarios:

Luisa Fernanda dijo...

Si bien no puedo estar más de acuerdo con lo expresado en blog, también tengo una pequeña inconformidad con el tema.

Estoy absolutamente a favor de la libertad de elección, particularmente me encantan los "programas basura" (los realities, las comedias gringas con risas de fondo, y una que otra telenovela mexicana) eso no hace mal, es necesario dejar de ser tan políticamente correctos exigiendo programas de "calidad" y relajarnos un poco a ver algo que nos entretenga, así sea "basura", pero una cosa es ver lo "malo" o lo "vanal" (como en el caso de la boda) y otra muy diferente es tener ese tipo de cosas como eje central de una programación y emisión televisiva; yo también moría por rajar de los peores vestidos en la boda real, pero no ver todo el día todo un canal centrado solo en eso. (sobre todo con tantas cosas pasando a nuestro alrededor aún más importantes).

Luisa Fernanda dijo...

Si bien no puedo estar más de acuerdo con lo expresado en blog, también tengo una pequeña inconformidad con el tema.

Estoy absolutamente a favor de la libertad de elección, particularmente me encantan los "programas basura" (los realities, las comedias gringas con risas de fondo, y una que otra telenovela mexicana) eso no hace mal, es necesario dejar de ser tan políticamente correctos exigiendo programas de "calidad" y relajarnos un poco a ver algo que nos entretenga, así sea "basura", pero una cosa es ver lo "malo" o lo "vanal" (como en el caso de la boda) y otra muy diferente es tener ese tipo de cosas como eje central de una programación y emisión televisiva; yo también moría por rajar de los peores vestidos en la boda real, pero no ver todo el día todo un canal centrado solo en eso. (sobre todo con tantas cosas pasando a nuestro alrededor aún más importantes).

Alejandra Castaño + Mauricio Velásquez dijo...

Tienes toda la razón Luisa. como pudiste ver, BBC Entertainment (desde su enfoque) se concentró en lo que a ellos les interesaba de acuerdo a la importancia de su contexto /(UK). Si los canales nacionales chuparon rueda, creo que lo hicieron en la justa medida. El interés del comentario, como lo anotas, se centra en el enfoque del debate, no en si esto es aquello o lo otro es eso.