lunes, 9 de abril de 2012

¡Larga vida a la televisión!

Aumentó el consumo de TV en 2011

Según un estudio de la compañía Eurodata TV, presentado en MIPTV, la televisión no sólo mantuvo en 2011 su liderazgo como medio de comunicación, sino que aumentó su consumo diario en todo el mundo.

Pese a las nuevas plataformas, las últimas tecnologías y la infinidad de malos augurios sobre su futuro, lo cierto es que la televisión no solo sigue reinando en el mundo entero, sino que se consume cada vez más.

Es que según el último estudio de Eurodata TV, presentado en Cannes en el marco de MIPTV, la pequeña pantalla mantuvo en 2011 su liderazgo como medio de comunicación más consumido en todo el mundo.

Como si fuera poco, el informe revela que el consumo televisivo diario aumentó una media de seis minutos con respecto a 2010, llegando así a las tres horas y 16 minutos en promedio.

El crecimiento es impulsado sobre todo por la región de Asia Pacífico, donde aumentó 11 minutos, hasta las 2,45 horas diarias.

En América Latina en tanto no hubo cambios con respecto al año pasado, totalizando unas 3,30 horas diarias. En Norteamérica, donde tampoco hubo variaciones, se alcanzó unas 4,47 horas frente al televisor.

"Hace 20 años que se dice que la televisión va a desaparecer, pero sigue siendo el lugar de los grandes encuentros y del consumo colectivo", explicó la responsable de investigación de Eurodata TV, Amandine Cassi, a la agencia EFE.

"La mayoría de personas quiere que se le proponga un programa y se le cite a una hora", añadió Cassi, quien señaló que en su opinión el verdadero futuro de la TV pasa por las transmisiones en directo.

"La boda real británica reunió a 13,6 millones de espectadores en BBC One a las ocho de la mañana. En Francia, la final del Mundial de Rugby se alzó como lo más visto del año con 15,4 millones a las diez. Y en China las celebraciones de Año Nuevo juntaron a 203 millones enfrente de sus pantallas", indica a modo de ejemplo el informe.

En los cien países analizados, los programas de entretenimiento supusieron el 38% en el ranking de proyectos con más éxito, mientras que la ficción recuperó el liderazgo con el 41%. El restante 21% fue para programas varios de información.

Tomado de:
http://www.todotvnews.com

viernes, 30 de marzo de 2012

La CNTV presenta diagnóstico y oportunidades para los agentes del mercado audiovisual colombiano en el ámbito internacional

Las empresas productoras del sector audiovisual contemplan dentro de su visión, el interés por participar dentro del mercado internacional. Gracias a la implementación de nuevas tecnologías, el incremento del poder de negociación y la generación de nuevos contenidos con temáticas universales, entre otros, han logrado cada vez más esta mayor penetración internacional.

Bajo este contexto, el presente estudio caracteriza a las empresas productoras audiovisuales en cuanto a su volumen, tipos de contenido, estructura organizacional y financiera, entre otras con el fin de conocerlas y así implementar procesos de capacitación para que los proyectos que se produzcan a nivel nacional sean más competitivos e innovadores frente al mercado internacional.

El equipo del estudio fue dirigido por Claudia Beltrán Ruget como analista y José B. Betancourt Ramírez como investigador.

El diagnóstico se puede descargar de http://www.cntv.org.co/cntv_bop/estudios/diagnostico_oportunidades2.pdf


Tomado de http://culturayeconomia.org

jueves, 8 de marzo de 2012

Discovery y las lógicas del mercado televisivo.




Para salir al paso de los debates sobre la televisión siempre he considerado algo bastante simple, y que puede resonar como un argumento tremendamente facilista: No importa dónde se pierda Odiseo, la historia es la misma desde Aristóteles.

Para evitar axiomas correctivos, (usados en su mayoría por lectores caza gazapo), no menciono a Homero, porque si bien su poderosa obra resonará por siempre como tal vez el antecedente más importante de la narrativa, es Aristóteles quien nos permite recoger la praxis en las lógicas de una estructura dramática eficaz. Considerando la anterior explicación, valdría la pena sentenciar en pseudo párrafo: la historia, siempre, es y será la misma; cambian los personajes, su decorado atmosférico en tiempo y espacio y por supuesto la calidad de sus metas. La teoría de los agentes es eterna.

Explicado convenientemente el argumento que sustenta el siguiente análisis, me dispongo no a debatir, como si a defender la lógica de la nueva serie del canal de exposición y descripción científica y cultural más importante en la actualidad: Discovery. Para ello, intentaré describir de manera breve las lógicas de usos y gratificaciones aplicadas por José Igartua, las reflexiones de Mary Douglas referidas a la aceptación tácita de los manifiestos mediáticos y la operación que desnuda los criterios radicales de la corriente ilustrada liderada por Pierre Bourdieu.

Todos, por algún motivo, tenemos una relación de uso con el canal Discovery. Más que una opinión, en algún momento hemos visto al menos una de sus series, al menos uno de los capítulos y al menos uno de los programas especiales. Debemos advertir entonces que el grado de eficacia de dicho contenedor va más allá de la opinión que sobre él tenemos. Lo degustamos con atención a que es glamoroso, polisémico, claro y preciso; impecable en su técnica, pero ante todo, natural en su discurso. Discovery, sabe de contar historias, esa es sin duda su mejor herramienta. Algo que paradójicamente, algunos o no parecen advertir o no quieren entender desde el más raso sentido común.

En los últimos días Discovery ha presentado una de sus nuevas producciones, Extrañas formas de morir, algo que produce cierto nivel de curiosidad por parte de aquellos que asistimos al lenguaje gore de Mil Maneras de morir, del canal Infinito en Latinoamérica. La polémica entre los cazadores de originalidades, se concentra en la carencia de innovación en formato y contenido. Si comprendiéramos que una cosa es el invento y otra el descubrimiento, entenderíamos de paso que debemos ser innovadores en una era donde prácticamente todo está inventado aun sin haber regresado el hombre a la luna. Discovery, en este sentido, es original en todo el amplío sentido de la palabra. Nos encontramos ante una dinámica del mercado que exige que los productos televisivos sean consumidos en razón de sus costos, y los grandes conglomerados network no son ajenos a ello.

Recientemente, la página Kienyke.com, hizo pública una columna donde su escritor confesaba que hacía sacrificios para ver algunos programas. Sin dar mayor vuelo a estos argumentos retóricos, no correspondientes al análisis, fungiré como amigo de lo ajeno al igual que lo hizo el autor, es decir, citaré una frase de Bourdieu para explicar la lógica de esta industria. En Sobre la televisión, el señor Bourdieu explica “…la lógica de la competencia y el rating, lejos de conducir a la diversidad (como ocurre en otros ámbitos del mercado), termina por homogeneizar la oferta debido a la identidad de anunciantes y público que hay entre los canales.”

Como sabemos, Bourdieu propone que la metástasis de los modelos neo liberales de las industrias culturales, no le da paso a la creación. Siempre he diferido, si fuera así de cierto, no existirían refrescantes propuestas como las que analizamos. En el artículo de Kienyke.com, José Fernando Flórez se despacha contra Yo me llamo y Colombia tiene talento; si entendiera el concepto de segmentos de audiencia, entendería el porqué de esta dinámica, pero lo importante es que su desfase analítico me permite citarlo convenientemente para este ejemplo.

Discovery está recorriendo el camino de Infinito, esto es, proponer a sus usuarios asiduos un tipo de relato basado en las diferentes y curiosas formas que tenemos de morir y que en las lógicas del consumo, ha sido aceptado socialmente por otros televidentes en otros canales. Para entender esto, permítanme una metáfora cercana. En la ciudad de Medellín, era normal encontrar los oficios en las mismas calles; de esta manera, los usuarios no tenían que ir muy lejos si su sastre o su barbero estaban ocupados. El local vecino era ocupado por otro sastre o barbero que le ofrecía el mismo bien o servicio. De esta forma, había, trajes y cortes, tuercas y tornillos, empanadas y cafés, muebles y funerarias para todos. Lo que hace Discovery es ofrecer el mismo contenido en otro empaque, no por carecer de creativos, sino por entender que tal vez, su segmento de público también podría ser tocado por esta curiosa forma de naturalizar el paso al más allá. Aquí entra Mary Douglas y la quiero citar para ser un poco asertivos en los argumentos cuando queramos generar polémicas: “…es más sencillo que los esquemas y las dinámicas institucionales se repitan desde sus tradiciones y costumbres operativas, ya que cambiar el rumbo predeterminado exige mayores competencias que complejizan el pensamiento y podrían no cumplir con las expectativas generadas.”

Podría pasar aquí por el tamiz estertor de los creadores audiovisuales, sin embargo, para su probable descontento, va un argumento lógico: la industria cultural televisiva, no por soportar la tarea no asumida por otras instituciones, deja de ser industria; es decir, no por admitir su sentido social y las premisas que antaño le exigían que informara y educara, deja de ser un productor de contenidos que debe y necesita asumir sus costos operacionales. Aquí entra don José Igartua.

¿Qué nos lleva a ver la televisión? Han sido muchos los autores que desde las teorías de recepción analizan los vínculos desde la inducción emocional, pero la mayoría, coinciden, como Igartua en cinco aspectos básicos

· Entretenimiento

· Instrucción socio – moral

· Escape

· Compañía

· Costumbre y hábito

La curiosidad y la emoción son determinantes fundamentales para acceder a ciertos contenidos audiovisuales. En la mayoría de las ocasiones no accedemos a la televisión con citas previas, simplemente nos dejamos llevar por lo que nos pueda ofrecer. Eso fue lo que un día fue presentado por Infinito al proponer la propuesta de Spike estrenada en 2008. El modelo, franquiciable en toda su dimensión, ha sido asumido de manera orgánica y llevado a otro plano en Discovery Channel Latinoamérica. Si aceptamos la valoración del estudio de Igartua, donde las premisas analíticas atienden un complejo nivel de análisis, veremos que todos los canales, incluso aquellos a los que otorgamos altos niveles de calidad, son iguales en sus aspectos operativos.

La ecuación del profesor se basa en analizar las dimensiones subyacentes de las preferencias, oponiéndolas a las estructuras motivacionales, para asociar en qué nivel o no se responde a las hipótesis sobre el consumo televisivo. Vemos entonces cómo los informativos temáticos son los que menor nivel en la media estadística obtienen, siendo superados por la televisión de ficción seriada.

Si advertimos que la estructura basada en procesos ficcionales sustenta su éxito en operaciones de verosimilitud, entenderemos que este tipo de programas, que atienden a episodios basados en hechos reales, son legitimados como historias irreales o de ficción. Es decir, el proceso del pacto asumido por el televidente, lentamente se diluye en el texto audiovisual que lo ha citado para terminar siendo una historia más. Es allí donde regresamos a Aristóteles: la ley de los agentes narrativos es invariable.

Discovery lo entiende así, lee el contexto de su instalación y se atreve porque puede hacerlo. Es por ello, que hace bien en ofrecer un tipo de relato/formato al público que por defecto, prejuicio y escala de valores no ve en Mil maneras de morir una apuesta seria.

Si me preguntan como investigador, Discovery es valiente en permitir acercar a su ventana narrativa un formato entretenido para ver la muerte. Si me preguntan como televidente, me quedo con Mil Maneras de morir.

miércoles, 15 de febrero de 2012

¿Quién gana y quién pierde con la eliminación de la licitación por el tercer canal comercial*?



Podría ser una pregunta apenas obvia, de un alcance económico y social trascendental (de poderse responder con certeza), y que paradójicamente, no aporta mayores luces a nuestra parcial manera de ver las cosas.

Para comenzar, debemos decir que los primeros perdedores, como siempre, somos los colombianos que desprevenidos, tan solo atinamos a decir alguna frase desde el escenario común de pedir un poco de respeto. Puede que seamos varias las golondrinas, sin embargo, ya no alcanzamos en esta fragmentación de la opinión, sesgada, polarizada y tremendamente individual aunque con pose de común y preocupada por la sociedad.

No ha existido un momento en la historia del hombre donde se pueda percibir de manera tan precisa, el profundo desmembramiento de las ideas. Hoy creemos en una corriente política, y mañana nos desfiguramos con ella. Hoy creemos en una teoría, y sin ofrecer argumentos cedemos ante una nueva. Hoy decimos tener una causa, y muy fácilmente, en un par de minutos estamos ante el escenario de unirnos a otras causas, donde por desgracia, prima más el esnobismo del tirapiedra mediático que el activismo para al menos pensar en una salida. Ese es el particular accionar de las polémicas en los medios. La pregunta concreta es ¿cuál polémica?

La licitación por el tercer canal, operada por la empresa fachada de la educación y la cultura más grande hasta ahora creada en Colombia, como lo era (o lo será hasta abril) la Comisión Nacional de Televisión, fue decretada nula por el Consejo de Estado por una circunstancia que ante su obviedad, demanda aun mayores y más profundos cuestionamientos: la concesión violaba los principios de selección objetiva que debe perseguir la contratación estatal.

¿Cómo es posible, (no hace falta ser un experto en algún nivel en alguna disciplina en particular) que se pretendiera otorgar el beneficio de la operación del nuevo canal a través de una subasta con un (1) solo proponente? La razón por la cual El Consejo de Estado dilató la revisión de este proceso, solo la conoce en su interior la sala plena de dicho estamento. Especular aquí sería cometer el mismo error que cometen los periodistas que ante la más mínima oportunidad de encender alarmas con respecto al posible detrimento del patrimonio, lanzan hipótesis apoyadas en testimonios a medias, donde se determina que “como siempre, los colombianos terminamos pagando eso.” Los colombianos pagamos eso, y mucho más, pero ante todo, los colombianos debemos una reflexión sobre la actitud pasiva que ejercemos sobre un bien público. Con tanto ruido de los llamados colombianos “preocupados”, los únicos que pierden, si acaso pierden algo en este terreno de las nuevas ofertas, son las nuevas generaciones de colombianos, pues nos hemos convertido en expertos opinadores de lo que determinen Julio, Darío o Vicky como valido, en su oficio de perros guardianes. El problema es que no hemos escarbado lo suficiente el hueso.

Desde el mes de marzo de 2008, los colombianos sabíamos de la intención de abrir licitación para la llegada de un tercer canal. Como es de esperarse, en el reparto de la torta de anunciantes, Caracol y RCN perderían sustancialmente su good will arguyendo que supuestamente “el mercado nacional no soportaría un tercer concesionario”. Esta razón desnuda su filosofía del menor esfuerzo en favor de un mejor producto. Un tercer canal favorece la oferta, pues los canales compiten con la calidad de su programación, y sobre esta base de la ley del mercado y los consecuentes usos y apropiaciones que ejercen los televidentes, no hay discusión. El ex - Ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, Daniel Medina, dijo claramente en declaraciones a una cadena radial, que “el tercer canal estaría en operaciones en los primeros días del 2011” teniendo en cuenta las intenciones de Planeta, Prisa y Cisneros. Como ya sabemos, dos de los licitantes se retiraron por falta de garantías, algo que a mi juicio, es de aplaudir dadas las conocidas falencias de la CNTV para determinar el accionar de la industria televisiva en Colombia. Luego de casi cuatro años, el anuncio de anular la licitación, según los medios, “enciende la polémica”.

¿Cuál polémica?

¿Alguna vez hemos protestado por los más de 300.000 mil millones de pesos invertidos al año en una televisión “pública” que no vemos?

¿Alguna vez hemos protestado por los estatutos de los canales públicos que permiten que cada administración gubernamental elegida determine los contenidos de su programación?

¿Alguna vez hemos protestado por la suspicaz agremiación de los canales regionales para acceder al Fondo Nacional para el Desarrollo de la Televisión?

¿Alguna vez hemos protestado porque el mismo fondo no sea asignado de manera equitativa en los canales locales de interés público, social, educativo y cultural sin ánimo de lucro?

¿Alguna vez hemos protestado para que eso que se llama “público” sea de libre acceso a la comunidad y en justicia sea imparcial y democrático?

¿Alguna vez hemos protestado por el monopolio que se ha creado en la agremiación de los canales comunitarios?

¿Alguna vez nos hemos preguntado qué es lo público?

Solo por esta ocasión me gustaría saber cuál es la verdadera polémica en la voz de los intereses de los monopolios de los medios. Solo por esta vez me gustaría saber que pierden verdaderamente Prisa, Planeta y Cisneros porque los colombianos ya perdimos lo suficiente por nuestros buches y nuestras plumas.

*en Colombia no existe televisión privada, ley 182 de 1995 y artículo 365 de la Constitución Nacional.