jueves, 5 de mayo de 2011

Los Nule, Samuel y la televisión “pública”

Comenzaré por decir que cada que soy interrogado por la televisión pública en Colombia, trato de poner en contexto al interesado sobre, a qué televisión se refiere. Si la respuesta apunta a esa televisión que promueve ciertos discursos institucionales sobre la educación y la cultura, le indico a qué se dedican esos canales “públicos”, cuál es su objeto y, respetuosamente, le doy un espacio para que digiera que RCN y Caracol son aun más públicos que los “públicos”, pues atienden las expectativas de la televidencia*, se relacionan con ella y no la miran como un cordero rezagado que debe aprender lecciones de urbanidad y ciudadanía cultural, pues, a la larga, saben que para eso, existen otras instituciones.

No son escasas las ocasiones en las cuales se ha puesto en tela de juicio el deber ser de una televisión, que por ley (365 de la Constitución) presta un servicio en los límites territoriales de este adorado país. Recientemente en Medellín, era notable la percepción generalizada sobre Telemedellín como el canal de Fajardo o, Telefajardo. Esta medida, espontánea y coloquial, no puede ser tomada a la ligera. Si miramos concienzudamente el enfoque temático de cada producto, no solo de la Alcaldía, sino además de la Gobernación y la Nación, entenderemos que cada formato (Señal Colombia, Teleantioquia y Telemedellín) responde a un programático discurso institucional. La mejor prueba la tenemos en la reciente agenda de medios sobre el tema de la corrupción que todos los días nos muestra como es realmente nuestro país.

Mientras los canales comerciales, satanizados por responder a un mercado, informan, entretienen y en ocasiones educan**, los públicos se dedican a presentar elaborados informes de gestión sobre las bondades de los programas de gobierno.
Así es; la Señal Colombia nos muestra Todo lo que Somos, menos lo corrupto. Teleantioquia nos dedica su Pasión por lo nuestro, dedicando en sus programas espacio a servidores públicos sin gracia. Telemedellín nos dice Aquí te ves, mientras vemos a cada secretaría determinando el enfoque de la charla de unos televidentes que felicitan y vuelven a felicitar.
Se preguntarán ustedes la razón, pero la verdad, es evidente a todas luces, en Colombia no existe una televisión pública en el sentido amplio de la palabra. Existe una televisión institucional que responde a las filosofías y las agendas de los gobernantes que se sirven de ella como medio para evidenciar sus indicadores de gestión. Por eso, no vemos a Colombia en su justa medida, la vemos reducida a una serie de coloquiales reflexiones sobre el deber ser del ciudadano urbanizado. Esa es la razón por la cual no evidenciamos la maldad en esos canales, a menos que sea manifiesta en los noticieros. Si cualquier desprevenido visitante viera la programación de cualquiera de estos canales “públicos”, no creería que a este país lo roban sistemáticamente.
La labor desempeñada desde la radio, en especial por la W, ha trascendido a las pantallas merced del descomunal desfalco que los Nule le hicieron al erario público. Caracol, RCN como consorcios privados, al igual que CM& y Noticias UNO, han cumplido su tarea fundamental de informar y presionar para que estas pesquisas desencadenen en los ámbitos disciplinarios y judiciales naturales. Mientras tanto, lo público, aquello que debería responder con eficacia a nuestros intereses, responde a los de sus dueños (los encomendados por votación), donde la sociedad es un simple decorado y una misión institucional. Que chiste tan flojo esta televisión publicada***.

Mauricio V.

* Concepto acuñado por el teórico Guillermo Orozco
** Recientemente en un partido de fútbol, la patada a un ave permitió que muchos televidentes conocieran las diferencias entre un buho y una lechuza, es decir, se educaron.
*** Concepto acuñado por Alejandra Castaño

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